Una casita construida en seco con madera de reforestación, confort natural y tratamiento de afluentes para disfrutar del entorno de San Javier y Yacanto.
Al llegar a Córdoba, la arquitecta Ivanna Umansky notó que la construcción en adobe y otros materiales naturales, respetando el entorno y los tiempos locales, “eran moneda corriente”. “El valle me acogió desde el principio y en seguida pude tomar contacto con la arquitectura que me representa. Ya van nueve años de mi vida acá”, dice.
Cuando los metros son acotados, se deja libre más suelo para que cumpla su rol fundamental de absorción de agua y conservación de biodiversidad, se reducen el uso de materiales para la construcción y el de energía para acondicionamiento climático. Y en el uso diario, las tiny houses invitan a vivir solo con las posesiones necesarias. Pero además del concepto en sí, la “Mandala tiny house” fue diseñada incorporando criterios ambientales en diversas áreas.
“El diseño de una tiny house trae el apasionante desafío de conseguir una espacialidad cómoda y agradable en ambientes de tamaño reducido. Para ello la relación interior/exterior es clave: las aberturas cumplen un rol fundamental aportando recorridos visuales, perspectivas y conexión con el entorno; permitiendo que la casa se abra más allá de sus paredes”
Implantada en un claro del monte para fácil acceso sin la necesidad de abrir paso en la vegetación, fue orientada para aprovechar el confort natural de luz solar y ventilaciones cruzadas, con captación de sol en invierno y resguardo en verano, y aberturas con doble vidriado hermético.
Para la construcción se usó exclusivamente madera de reforestación; con estructura interna de pino y placas, revestimientos, equipamiento y decks de eucalipto saligna. El aislamiento térmico y acústico se hizo con celulosa proyectada de 9 cm de espesor en paredes y techo: material hecho con fibras de papel y cartón reciclados que reemplaza a los plásticos reforzados con fibra de vidrio (llamados simplemente ‘fibra de vidrio’), hechos con recursos no renovables y de baja biodegradabilidad.
Cuatro pilares fundacionales del estudio Huella Mínima:
-Diseño bioclimático. Confort natural: iluminación solar y climatización eficiente con ventilación cruzada en todos los ambientes, y optimización de la captación solar según estación del año por medio de las orientaciones.
-Materiales naturales. Brindan calidez y generan el mínimo impacto en el ambiente.
-Eficiencia. Reducción del consumo de energía proveniente de combustibles fósil (electricidad de red, gas, leña y nafta), y uso de energías renovables (termotanques solares, paneles fotovoltaicos).
-Ahorro de agua. Recuperación de agua de lluvia y tratamiento de aguas residuales.
Fuente: La Nación, infomerlo.com