Esta vivienda sencilla, funcional y con interiores flexibles, busca que sus habitantes tengan una vida más fácil y estén en contacto con la naturaleza.
Falcon House, una vivienda sencilla, flexible y funcional que tomó forma a partir de la idea de que el alma de una casa debe acoger las nuevas necesidades de la vida. En este caso se trata de slow living, el movimiento que apuesta por desacelerar el ritmo de nuestra vida y disfrutar más del tiempo. No estamos ante un hogar convencional. Falcon House, aunque parece muy robusta a primera vista, es una casa modular de dos plantas que busca respetar el medio ambiente.
La primera piedra para construir Falcon House fue la idea de que, para vivir bien, es necesario pasar días en contacto con la naturaleza. Por esta razón, los ojos de la casa, las ventanas, maximizan la vista del entorno circundante y proyectan los espacios habitables hacia el exterior. El nivel inferior de la casa, en cambio, fue diseñado para vivir con total intimidad.
Así, el concepto de slow living se traduce en un marco estético atemporal, que destaca por su arquitectura minimalista. Las paredes de CLT (madera contralaminada) sin tratar expuestas y la estructura decorativa de todos los espacios interiores del primer piso contrastan con el exterior negro, infundiendo una sensación de calma y serenidad, suavidad y organicidad.
Los interiores contienen elementos hechos a mano con materiales naturales, para recordar la conexión entre el hogar y la naturaleza. Las paredes de la planta baja están pintadas con la pintura de yeso de St. Leo Interiors, que da vida a una textura terrosa (una de las últimas tendencias en decoración) que comunica imperfección y, por tanto, singularidad. El resultado es una casa de espacios cómodos, acogedores e íntimos que responden al requisito clave de habitar: la flexibilidad.
Fuente: https://www.elledecor.com/es/casas/a40915789/casa-modular-dos-plantas-minimalista-slow-living/