En los últimos tiempos, el minimalismo llegó a los dormitorios con muebles de líneas simples y las camas solo se visten con una manta lisa acompañada con un par de almohadas

El minismalismo en el mobiliario y la decoración de un dormitorio le otorgan al lugar orden y elegancia, explican los especialistas en decoración. Para muchos, este estilo se asemeja al monástico. Pero no es otra cosa que un regreso a lo básico y simple de la mano del minimalismo.

Las camas son las protagonistas indiscutibles de los dormitorios. En muchos casos suele tener tanto protagonismo que puede llegar a generar ahogo a los ocupantes y/o, tal vez, lograr eclipsar todo el resto de la decoración. La cama monástica o minimalista logra ceder el protagonismo. Su aspecto liviano y simple le aportan armonía y tranquilidad al lugar.

Ahora, la gran pregunta es ¿Cómo convertir su cama en una de línea monástica o minimalista?
Lo primero que hay que hacer es retirar todas las almohadas de la cama. Lo aconsejable es dejar tan sólo dos de ellas (las más planas y similares, que tenga). El siguiente paso es alisar la sábana superior. Luego resulta vital colocar la colcha lo más prolijamente posible, ya que los pliegues o dobleces recargan visualmente el lugar.

Paso siguiente, doblar la parte superior de las sábanas hacia abajo, aproximadamente, hasta un tercio del colchón. El toque final, cubra con la colcha las almohadas y alise cuidadosamente el cobertor.
Es importante que la colcha tenga una caída libre y despreocupada. Ella tiene que llegar al suelo de la forma más natural posible. En algunos casos puede ponerse delante de las almohadas algún cojín o almohadón cilíndrico.

La idea es hacer del dormitorio un lugar cálido y reparador. Un refugio donde la vorágine le dé lugar a la calma. Gran parte del encantamiento está en poder de la cama, para ello es preciso regresar a lo básico.
Fuente: La Nación