Aunque lo ideal es construir espacios eficientes desde cero, el 80% de los edificios ya están construidos. ¿Cuáles son las alternativas de remodelación para ser más eficientes?
El 90% del tiempo vital de una persona transcurre en el interior de un edificio. Después de la pandemia y en un contexto ambiental que se agrava, se volvió urgente la necesidad de repensar los modos de habitar los espacios en los que pasamos gran parte del día.
Después de la pandemia y con el crecimiento del trabajo remoto en la Argentina parece inevitable preguntarse si nuestros hogares están preparados para que los habitemos las 24 horas. Y pasa lo mismo con los edificios.
Solo el 1% de los edificios que existen hoy son Net Zero (que no generan emisiones en su funcionamiento) en el mundo y nada más que el 10% tiene algún tipo de tecnología para ser más eficiente. Debemos entender que más del 40% de las emisiones de CO2 provienen de los edificios y que volverlos sustentables puede traer grandes beneficios a las empresas, como reducir costos, maximizar ganancias y mejorar la productividad de los empleados.
¿Cómo optimizar la energía en los edificios ya construidos?
Aunque lo ideal es construir espacios sustentables desde cero y reducir el consumo energético casi por completo, la realidad impone otro desafío: el 80% de los edificios que vamos a usar en 2030 ya están construidos, con lo cual, es tiempo de analizar las oportunidades existentes en materia de remodelación.
La mayoría de los edificios existentes en la Argentina están construidos en base a códigos de edificación con mínimos estándares de seguridad, calidad ambiental y habitabilidad. Para empezar, elementos como ventanas aislantes y una buena orientación cardinal pueden ser de mucha ayuda para mantener temperaturas cómodas y una buena iluminación natural en espacios interiores que evite el consumo adicional de energía.
Hay que destacar la importancia del monitoreo de la energía como la clave de los edificios sustentables, porque no se puede mejorar lo que no se mide.
Hay que avanzar en la automatización y la autorregulación aplicadas a detectar a las personas en su casa o en su lugar de trabajo. Todo esto, sumado a la tecnología digital, permite anticipar y ver en tiempo real dónde se está desperdiciando energía y la adopción masiva de este tipo de sistemas puede disminuir el consumo de energía de los edificios en un 10% para el año 2040.
Entre las principales tecnologías y hábitos que se pueden implementar tanto en casas como en edificios para alcanzar la eficiencia energética se destacan:
- El aislamiento térmico adecuado que impida que el calor se escape en la temporada invernal y que ingrese a la vivienda en el verano. ¿Cómo? A través de puertas y ventanas con tecnología de Doble Vidrio Hermético -lo que cuesta alrededor de $150.000 por unidad- mientras que si el presupuesto es ajustado, se pueden aplicar burletes a todas las aberturas.
- El uso de aguas grises (el residuo del agua de ducha o del lavado de platos) para realizar tareas que no requieren agua potable como descargar el inodoro. Esto permitiría una disminución del 30% del consumo de energía eléctrica.
- La ventilación mecánica controlada que permite recuperar hasta el 90% de la energía que está dentro del inmueble. (Con aireadores que cuestan entre $70.000 y $120.000).
- La instalación de paneles solares que reducen el consumo de gas y generan electricidad. Una instalación domiciliaria tipo con 4 paneles sobre techo de losa incluyendo equipos y mano de obra cuesta alrededor de US$5000 al tipo de cambio oficial.
- La selección de materiales y muebles que cuenten con contenido reciclado.
- La preferencia de compra de electrodomésticos con etiqueta de eficiencia energética “A”.
Fuente: TN