Este icónico camino recorre más de 5.000 kilómetros. Desde la Patagonia hasta el norte del país, un repaso por los rincones más concurridos y por los secretos del trayecto
De norte a sur del país, casi como un surco de identidad, hay un camino. Es la Ruta 40, que se extiende por más de 5.000 kilómetros entre la costa del océano Atlántico y las regiones montañosas. En algunos puntos, este icónico recorrido acompaña el inmenso e inexpugnable relieve de la Cordillera de los Andes. Entre el Cabo Vírgenes -provincia de Santa Crúz- en el lugar más austral de la Patagonia argentina continental, y el límite con Bolivia, en la localidad de La Quiaca, Jujuy, 11 provincias tienen la fortuna de contar con este camino entre su territorio.
De acuerdo a la información del Ministerio de Turismo de la Nación, la 40 es la ruta más larga de Argentina y una de las más importantes del mundo. Esta es una breve guía para conocer los principales puntos de este trayecto, considerado un epicentro de viajeros y visitantes durante todo el año, pero especialmente en el verano.
Cuáles son los 10 puntos fundamentales que atraviesa la Ruta 40
En este gran corredor turístico hay destinos clásicos y perlitas. Todos tendrían que ir alguna vez en la vida.
Si tomamos el recorrido entre la Patagonia, la región de Cuyo y el norte del país, de acuerdo a los datos más recientes del Observatorio del Turismo del Ministerio de Turismo de la Nación y de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los destinos más visitados de la Ruta 40, son los siguientes:
1. Bariloche, en Río Negro.
2. El Calafate, en Santa Cruz.
3. Mendoza capital.
4. San Juan capital.
5. La ciudad de Belén, en la provincia de Catamarca.
6. Santa María, Catamarca.
7. El sitio arqueológico El Shincal, cerca de la localidad de Londres, Catamarca.
8. La ciudad sagrada de Los Quilmes, en Tucumán.
9. Los Valles Calchaquíes, en la provincia de Salta.
10. La Ruta del Vino de Altura, en Salta.
¿Por qué aquellos destinos son los más concurridos? Los motivos van más allá de lo estrictamente paisajístico. Estos lugares son los que más servicios turísticos ofrecen. Si una familia hace una travesía en motor home, por ejemplo, elige campings en distintos puntos pero también lugares con servicios. A su vez, los ruteros en auto, o quienes deciden recorrer alguno de estos puntos, están eligiendo conocer perlas magnificas como el Parque Nacional Los Glaciares -cerca de El Calafate-, con la historia, la arqueología y la naturaleza en un sólo recorrido.
La Ruta 40 es, claro está, un lugar místico y especial para los turistas argentinos y para los extranjeros, que muchas veces llegan al país sólo para recorrerla. Las razones de este idilio son profundas. La 40 une casi casi a la mitad del país. Son 11 provincias unidas por una ruta: estamos hablando de un gran corredor. Te conecta, te comunica con diversos atractivos, ciudades, parajes, monumentos naturales, parques nacionales y patrimonios de la humanidad.
Horizontes infinitos
Fuera de los destinos ya mencionados, la Ruta 40, en toda su extensión, permite acceder a otros lugares que no necesariamente están a la vera de su camino. En estos casos, lo que posibilita es llegar a recorridos o a regiones remotas y especiales. Nuestro país exhibe sus horizontes infinitos en esta travesía.
La traza de la 40 recorre la historia del planeta Tierra. Es que allí se pueden visitar Parques Nacionales, entornos que son considerados Patrimonio de la Humanidad -como la Cueva de las Manos, en Santa Cruz-, glaciares, volcanes e incluso el cordillerano Corredor de los Siete Lagos, en la provincia de Neuquén. Este último trayecto ofrece alternativas interesantes para pasar la noche, como los campings que están a la vera de cada uno de los lagos.
Es casi como viajar por un libro abierto, porque también está sintetizada la historia de América, con los tehuelches, los ranqueles, los huarpes, los diaguitas, los atacamas y los mapuches. Los ranqueles, por ejemplo, ofrecieron cinco mil lanceros para defender a la Argentina en invasiones inglesas.
Por otro lado, viajar por la Ruta 40 es un viaje de culto. Muchos lo tienen como un sueño en la vida. Algunas personas la han recorrido por tramos, que es lo mejor. En el verano, hasta al menos las 17 horas, podés llegar con luz natural a un pueblo o a un paraje. En otoño y primavera los viajes también son geniales en todos lados. En invierno, quizás hay mucha nieve en la zona de la Patagonia y se pierde la diferencia de algunos paisajes.
Los viajes son desafíos y proyectos personales, pero un punto atrapante de la Ruta 40 es Cabo Vírgenes, en Santa Cruz. Porque ahí uno llega y ve, literalmente, el borde del mapa: es donde la ruta nace junto al mar. Por ahí pasó alguna vez Fernando de Magallanes, el explorador, en el año 1520. Es ampliamente recomendable hacer un tramo, aunque sea una provincia o una región. Es un viaje muy parecido a la vida, ya que se renueva en cada tramo.
Fuente: infobae, Sonia Renison